jueves, 17 de julio de 2008

Taigui la!!!


(Fecha real: 19/junio/2008)

… A 10.000 Km, una se da cuenta de que no todo es tan distinto… y de que, a la vez, todo es tan diferente. A 10.000 minutos de distancia, una se da cuenta de que no todo pasa tan rápido y de que, a la vez, acaba de pasar otro minuto más (10.001!). El caso es que 30.000 kilómetros en 6 aviones, 47 taxis, 2 pizzas, 3 frapuccinos y 5 hamburguesas después, es el momento de hacer balance.

Siempre he pensado que existe una línea muy fina que separa los mitos de la realidad y, en países como China, es más fácil darse cuenta de todo eso. Por eso, en China y en Madrid, no siempre es un error hacer caso de eso de que “cuando el río suena…”

En Shanghai siempre hay una neblina muy intensa, que esconde el brillo de la ciudad. Quizá, tal vez, sólo trate de ocultar los enormes contrastes que hacen que, en esa ciudad, se erijan algunos de los edificios más espectaculares del mundo y, a sólo una manzana, la gente camine en pijama y duerma en mugrosos colchones en las trastiendas de sus comercios. Por eso, y por otras muchas cosas, todo buen observador debe ser capaz de ver más allá y disfrutar de un país tan especial y distinto… Porque lejos de sus Starbucks, Pizza Hut y Mc Donalds (¿bendita globalización?), todo es diferente.

From Madrid to Shanghai… and ¿México?

En esta mezcla de culturas de este viaje tan peculiar, me topé con México y yo me pregunto… ¿Por qué son tan “finos” los mexicanos hablando de “Pre” en vez de “Botellón”, si luego piensan beber el Tequila de la botella? ¿Por qué una siente que no bebe al ritmo adecuado, cuando uno detrás de otro inspecciona su vaso para ver si está ya vacío? ¿Por qué en España somos tan cutres y hacemos los botellones con patatas fritas de bolsa y palomitas y allí los hacen con tiras de carne? Y lo más importante, ¿por qué aquí cuando bebemos cantamos canciones absurdas (‘clásicos populares’) y allí cantan afligidos las más romanticonas canciones nunca antes escuchadas? Eso sí, saben cómo meterse cinco en un taxi y ligotear con el taxista para que no te eche del coche… Y tienen el fantástico don de llevarte al sitio más de moda en Shanghai, ponerte en una codiciada lista de puerta y darte acceso a un privado de lo más chic.

Con todo eso, y mucho más, “al ratito” te das cuenta de que son gente “bien padre” (aunque haya algún “friquitón”), de los que puedes aprender “un chorro” de cosas… y disfrutar de un buen “pre” y, lo mejor, de un buen “post”. ¿Qué onda?

Desmontando mitos… ¿o no?

Desmontar mitos sobre el lugar de destino parece ser la consigna de cualquier viaje, hasta que te ves atropellada por todos esos tópicos. Lo reconozco, casi todo es cierto en China (menos lo de los ‘pelucos’ de imitación por 1 euro… ¡Que son Chinos, no tontos!).

Sin embargo, debe ser algo cultural el escupir como si tal cosa. Y tal vez sea una tradición el caminar en pijama plácidamente por la calle, o el tender la ropa interior en medio de la acera. Quizá sea algo cultural el que, cuando uno quiere explicar mejor las cosas, comience a gritar… (Creo que a eso me acostumbraría rápido). Y ¡por supuesto! Los semáforos son sólo una “sugerencia” que tanto ciclistas como motoristas, automovilistas y peatones pueden tener en cuenta… o no. ¿Para qué hay semáforos con lo bien que ha funcionado siempre el “tonto el último”?

Siempre he escuchado que en España parecía que no había chinos ancianos. Cierto. ¿Pues dónde están? ¡Los hemos encontrado a todos! Están en un sitio en Beijing que se llama “El templo del cielo”. Un parque como El Retiro elevado a la enésima potencia donde bailan, hacen gimnasia, cantan… ¡y juegan hasta al fútbol!… ¡Están más en forma que yo!

Grandes inventos chinos…

Su mejor invento no es el arroz, ni los templos, ni la filosofía Zen. Es la paciencia y… ¡el magic number! Ante los problemas idiomáticos, apareció un santo que creó ese número de teléfono al que puedes llamar y te soluciona todo. “¿Can you tell my taxi driver that I want to go to Linping Lú?” (le das el móvil al taxista y se lo cuenta). Así, con todo lo que le pidas al magic number. ¿Te imaginas? “¿Can you tell the buenorro chinesse that I would like to have fun with him?” (Y ale, ¡ahí lo tienes!).

Otro de sus grandes inventos es la técnica del regateo que, en el fondo, es igual que la del “ligoteo”. El proceso es el siguiente: uno llama la atención del otro… cuando se interesa por el “producto”, se hace el durito y tensa la cuerda hasta el preciso instante en que el otro va a tirar la toalla o incluso se va. En ese entonces, es cuando se echa el resto y ¡ya es tuyo! Eso sí, como en el ligoteo, cuando uno se lo lleva a casa, siempre piensa que podía haber conseguido algo mejor ¡Si es que lo barato, con el tiempo, sale caro! (Oootra lección vital!).

Y un tercer gran invento está encarnado en nuestro amigo el chino “Juan”: te lleva a la Gran Muralla por una pasta y encima consigue que le des las gracias y aceptes sus tarjetas para recomendarle a tus amigos españoles. ¡Eso son técnicas de venta y no lo que nos enseñan los Masters oficiales europeos de Marketing!

Fotos no!

Cuando viajas a China vas dispuesta a convertirte en una fotógrafa insaciable para captar cada momento, cada calle, cada persona y cada monumento. Lo que una no espera es que ese “monumento” es, para los chinos, cualquier occidental. Creo que, a estas alturas, mi cara y la de mis acompañantes están en los ordenadores de media China y en los móviles de la otra media. No es un mito… Hasta en las ciudades más urbanitas una se convierte en el objeto a fotografiar y mirar sin pudor. Una lástima el volver a España y al discreto segundo plano (ahora entiendo la estupidez que envuelve a algunos cantantes en cuanto les hacen cuatro fotos y les piden tres autógrafos).

La que suscribe se quedó con ganas de ser capaz de fotografiar a todos y cada uno de los 47 taxistas que estos días nos gritaban ¿Linping Lú? ¿Siping Lú?, o cada uno de los 4 que nos tuvieron que despertar, o los 2 simpatiquísimos que nos echaron del taxi (o eso creímos entender).

Pese a todo, ¿mi mejor foto? La que no he podido recoger con la cámara de fotos porque estaban ocupados el resto de mis sentidos…

Notas para el futuro:

- La frase favorita de los chinos en las tiendas es: “Amiga, balato pala ti”
- Los taxis chinos llevan una sustancia sedante que, al sonido de “Ni hao” hace que caigas en un sueño profundo…
- Un chino hablando inglés es más incomprensible que un chino hablando chino. Si intenta hablar inglés, detenle y pídele que te hable chino.
- Aprender a pagar el precio justo por el producto adecuado es algo que se aprende con el tiempo… Una no quiere pasarse toda la vida con un producto defectuoso, ¿no? Pues ya sabes las palabras mágicas: ¡TAIGUI LA!

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