lunes, 5 de octubre de 2009

Hacer deporte es... insano (II)

Un año después, el deporte sigue siendo insano. ¿El balance de mi temporada en la liga de baloncesto? 9 entrenamientos, 2 partidos jugados, 2 croquetas hechas rodando por el suelo de los pabellones (una por partido), 3 cenas de equipo y 12 cañas de equipo. Hay quien piensa que pueden ser números normales para una treintañera re-incorporada al deporte de equipo. Pero ustedes saben tan bien como yo que quizá haya que entonar eso del “renovarse o morir”. Y para renovarse en el deporte, lo mejor es elegir otro...

Tu finalidad no es perder peso sino volver a subir las escaleras del metro sin que una ancianita te adelante. Y, para eso, eliges algo típico, algo que tengas cerca y para lo que siempre encuentres una amiga dispuesta a apuntarse contigo: aerobic.

“Murphy, acuérdate que empezamos el viernes, que ya es día 1”, dice tu amiga (la que tendrá que cargar con tu pereza todo el año). “¿El viernes? ¿Un viernes? ¿Pero es que la gente no sale?”. Acatas. “Esta vez seré constante. Además, el aerobic no es demasiado agotador, ni requiere esfuerzo ni concentración”, te repites a ti misma.

De nuevo, en la función

Cuando te encuentras con tu amiga, camino del gimnasio, os quedáis mirando fijamente vuestro reflejo en un escaparate. Tienes claro que, además de ser las alumnas menos glamourosas, seréis carne de última fila. Tú, con tus pantalones barriendo el suelo y la camiseta de Fito y Fitipaldis y ella, con una camiseta que reza “Made in Spain” y unos pantalones de chándal adolescente.

Mientras esperas fuera de clase, observas el desfile de tops y modelitos más propios de la sastrería de “Fama, a bailar” que de un gimnasio de barrio. ¡Una chica está haciendo aerobic con un palestino enroscado en el cuello! No te importa nada de eso. Estás orgullosas de ir un viernes a las 8.30 al gimnasio (bien pensado, así te activas para la noche de cumpleaños que tienes por delante).

Rápidamente, te colocas en la última fila. Miras a tu alrededor para ver que tu amiga y tú estáis en el lugar correcto. “Veamos... mmm... esa chica que está a mi lado lleva una camiseta de Brugal. Perfecto. Estamos en la fila correcta”.

Comienza la música y aparece una chica flaquita, bajita y con una sonrisa en la cara. Cuatro minutos después, esa inocente jovencita se convierte en la Teniente O’Neal. Pronto te pide que coordines brazos y piernas y tú, que siempre has creído que bailabas bien, descubres que la clave estaba en que no movías los brazos. Todas empiezan a parecer sexys bailando, pero tu reflejo en el espejo parece una caricatura de una tipa que está espantando moscas mientras se rompe la cadera.

“No pasa nada, porque en la última fila, nadie te ve”, te dices a ti misma. Nadie te ve... hasta que el baile cambia de dirección y todas se dan la vuelta. En ese momento, sientes todas las miradas sobre ti, asumes tu vergüenza y tu cara empieza a mutar hacia un rojo que poco tiene que ver con el sentimiento de asfixia que llevas un buen rato padeciendo. Miras el reloj de la esquina y sólo han pasado 15 minutos. ¡15 minutos! ¡Pero si llevas 14 harta del ‘chunda chunda’ que te hacen seguir!

Aguantas. Resistes. Y, por fin, te sientes victoriosa cuando llegan los estiramientos finales. Sonríes irónicamente a tu amiga (tan asfixiada como tú), insinuando que te tendrías que haber apuntado a yoga. O, mejor, a un taller de literatura (¡pasando páginas también se mueven los brazos!)

-“¡Sacad las colchonetas!”, dice O`Neal.

-“¡Por fin!”, piensas tú, asumiendo que después de los estiramientos llega un poco de relajación...

-“¡Empezamos con las series de abdominales!”, grita aquel ser despiadado.

¿¿Que qué?? En décimas de segundo, el rojo de la vergüenza en tu cara se ha convertido en el rojo de la furia. Miras a tu alrededor, buscando caras dispuestas a la revolución (a parte de la tuya y la de tu amiga), pero allí la gente parece estar poseída (¿por el “espíritu” olímpico?), porque sonríen y corren por las colchonetas.

Cuatro series de abdominales y te quedas inmóvil, contando por quinta vez los cuadraditos del techo. Una serie de abdominales más, y crees que serás capaz de ver dragones. A ver si hay suerte, y alguno te saca de allí... hasta la próxima clase.

¿El balance de mi nueva temporada de deporte insano?

- Asistencia a clase: 2 de 2

- Agujetas: 200%

- Improperios lanzados durante los saltitos aeróbicos: 13

- Probabilidad de abandono: 80 por ciento

15 comentarios:

ALMAGRISS dijo...

Jajajaja... ¿no fue lo bastante humillante el basket?... ¿estás segura que sólo un 80%? No te creo.. yo digo que un 99,9% aunque nunca se sabe... quizá dentro de un tiempo acudas aquí para contarnos que te vas a presentar al casting de Fama... mmmm...nooooooooooooooooo!!! jajaja

Anónimo dijo...

Lo que me he podido reir! jejeje, esto de llegar al trabajo y que me saques una sonrisa y una carcajada a estas horas! Efectivamente el deporte es insano, yo me he comprado una diana para echar unas partiditas de dardos en casa, eso es deporte tambien? Bueno va a ser que no porque jugamos rodeados de cervezas y patatas fritas...
Pero no lo dejes!! Así nos vas contando como evolucionan tus clases jeje

Un besazo!

María Pilar Bernal Maya dijo...

jajajjajajaaa, qué mala pinta tiene esto. Pero creo que al final... te quedarás???
Persevera chiquilla que tu línea y espíritu te lo agradecerán -no dicen eso?-
Bss guapa
;-)

Murphy White dijo...

Almagriss, a estas alturas ya no hay humillación que valga! Sí, la probabilidad quizá sea de un 99,9 pero me aferraré como sea al 0,1por ciento!

C.C. Me alegra que empieces así el martes. ¿Dardos? Mmmm... ¡Si además incluye cerveza y patatas! Creo que me he vuelto a equivocar de deporte...

Sí, personalshopper, perseveraré hasta que mi "espíritu" me diga que le estoy maltratando! ;)

Besos a todos

Patidifuso dijo...

Me lo he pasado bomba leyéndote.
Un abrazo

Gilda dijo...

Genial, gracias por hacerme reir, voy hacer deporte yo tb, me tumbing, que tengo una peli....
Un beso

VolVoreta dijo...

Después del "agotamiento de la sesión", me he dado un respiro y me he partido de la risa. Conozco esa sensación de recién llegada :)
El yoga es una buena alternativa y tonifica, relaja sin tanto vaivén ni saltos.

Ánimo que tú puedes!

Te dejo un beso Murphy.

Palo dijo...

Recuerda: ¡¡Somos tan tozudas como torpes!! Así que espero que ese 80% baje al ¿60%? jajaj No podrán con nosotras. Somos las más auténticas!!

Por cierto, tengo que comentar que aquí " la amiga" seguía a un pivón de maillot rosa que resultó tener la edad de su madre!!

Mañana más aventuras... ¿ qué ejercicios humillantes nos hará hacer la teniente O´Neial?

Un beso para mi compañera de fatigas ¡¡ y nunca mejor dicho!!

Murphy White dijo...

Gilda, buena elección. Ese deporte sí es sano!

Volvoreta, el yoga habrá que dejarlo para la próxima. (Hacer deporte es...insano (III)!)

Palo... cierto, olvidé mencionar a aquellas que levantaban la pierna hasta el infinito. Pero... creo que son alienígenas.

Besos a todos

Carmen dijo...

Te animo a que continues, ya verás como al final te alegras y dentro de poco no habrá quien te adelante subiendo las escaleras del metro jejejeje

Muchas gracias por la visita que me has hecho. Tu blog me encanta.

Un besito wapa!

Anónimo dijo...

Me encanta como escribes,me he reido mucho.

Ramón de Mielina dijo...

jajaja, ahora mismo te estoy imaginando con las mayas rosas chicle, las zapatillas ochenteras de lengueta abultada, la cinta multicolor en el pelo y una muñequera de ajedrez... jajajaja

Georgia SinClaire dijo...

genial.
buen post-
saludos cordiales

Rockdriguez dijo...

jajajaja que buenooo, me hiciste mucho reir, y poder olvidarme de los examenes estresantes que tengo...

Murphy White dijo...

Gracias Carmen. El tuyo también ;)

Ramón! Qué diantres! Faltaba la muñequera!

Georgina, gracias a ti también.

Rockdriguez, me alegro que para alguien el deporte desestrese en vez de estresar. Suerte!

Besos a todos