jueves, 30 de octubre de 2008

¿Odio=amor?

A veces, cuando uno se sienta con un amigo para teorizar sobre la vida, el mundo y las nimiedades diarias, acaba pensando que está dando vueltas absurdas a temas ya demasiado denostados. Incierto. Cada día leemos cómo los científicos estudian los temas que uno ya ha sido capaz de analizar, estudiar, experimentar, reproducir y maldecir. Pero, claro, ellos son científicos y pueden utilizar palabras como “circuito cerebral” o “putamen” (sí, habéis leído bien).

Esta misma mañana, un estudio justificaba eso de que “del amor al odio hay un paso”. La investigación de un grupo de científicos londinenses iba un poco más allá: prácticamente ‘amor’ y ‘odio’ es lo mismo. Empleamos la misma parte del cerebro aunque, eso sí, -según el estudio- el amor no atiende al sentido común y suele ‘perder el juicio’, mientras que el odio tiene una mayor dosis de consciencia.

Aquí os dejo la noticia... En cuanto a las reflexiones, me quedo con las mías, las que pasan de la reflexión a la experiencia.

EL CIRCUITO CEREBRAL DEL ODIO
Isabel F. Lantigua (Elmundo.es)

MADRID.- La última novedad en torno a Barack Obama, el candidato a la presidencia de EEUU, es que dos neonazis habían urdido un plan para acabar con su vida. En este caso, las razones del odio hacia el aspirante negro son raciales pero puede haber otras muchas motivaciones. ¿Por qué se odia a alguien? ¿Qué pasa en el cerebro de estas personas? Un equipo de investigadores británicos lo ha descubierto.
El odio es un sentimiento biológico complejo que, a través de la historia, ha llevado a los individuos a cometer tantos actos heroicos como viles. Lo mismo que puede decirse del amor. Y es que lo primero que han descubierto los investigadores del Laboratorio de Neurobiología del University College de Londres es que ambas pasiones comparten dos estructuras cerebrales, una semejanza mayor que la presentada con cualquier otra emoción. Por eso, el dicho popular afirma que 'del amor al odio sólo hay un paso'.
Para descubrir 'el circuito del odio', que es único, los investigadores observaron mediante imágenes de resonancia magnética el cerebro de 17 individuos -10 hombres y siete mujeres- mientras veían fotos de caras de personas por las que sentían una seria animadversión (cedidas por cada participante) alternadas con otros rostros neutrales, que no despertaban en ellos ningún tipo de sentimiento.
De esta forma vieron las áreas neuronales que se activan al odiar. Sus resultados, que se publican en la revista 'PLoS One', muestran que la red que se pone en marcha con esta pasión irracional implica a dos regiones que juegan un papel importante a la hora de generar un comportamiento agresivo y en trasladar posteriormente esta conducta a la práctica. Dichas zonas son el putamen -un núcleo situado en el centro del cerebro-, y la ínsula -en la superficie lateral de dicho órgano-. Los investigadores explican que "estas mismas áreas son las que se activan en el amor romántico".
Varios trabajos han demostrado que entre las funciones en las que participa la ínsula se encuentra la de catalizar las expresiones de disgusto y los estímulos desagradables, mientras que el putamen es el encargado de planificar la respuesta activa, como puede ser agredir a la persona odiada o adoptar una actitud de defensa. "El hecho de que las zonas del putamen y la ínsula también se activen por el amor romántico no es sorprendente, ya que ambas pasiones pueden conllevar actos irracionales y agresivos", explica a elmundo.es Semir Zeki, coordinador de la investigación.

Los canales propios
Pero junto a estas regiones, el 'circuito del odio' transcurre por vías propias y distintas a la de otros sentimientos. Así, se adentra en la corteza frontal, encargada entre otras cosas de predecir y anticipar las acciones de los otros.
Además, los autores han descubierto que una diferencia fundamental entre el amor y el odio es que "con el primer sentimiento se desactivan partes de la corteza cerebral relacionadas con el juicio y el razonamiento mientras que esto no se produce en el caso del odio, que sólo es capaz de desactivar una pequeña zona localizada en la corteza frontal". "Mientras el amante es siempre menos imparcial y no atiende al sentido común en lo que respecta a la persona amada, el individuo que odia no suele perder el juicio sino que es muy consciente de los pasos que da y las acciones que emprende contra el individuo odiado", señalan los investigadores.

8 comentarios:

L o L i T a dijo...

Interesante documento ja,ja...pero lo que me ha cautivado en sí ha sido el dibujito. Es chulísimo ;) Habria que hacer una tesis tb sobre esto y analizar cada caso por separado...pero las más grandes burradas de la historia se han llevado a cabo por odio o amor y sin duda son de las mejorcitas de oir! Que alguien pierda la cabeza en cualquiera de las dos vertientes y pierda la racionalidad hasta tal punto de hacer el rídiculo, el daño, la hazaña, aventura mas grande del mundo...es digno de estudio, por lo menos!

Pasa buen finde ;)

ALMAGRISS dijo...

Indudablemente, tanto el amor como el odio son sentimientos... por lo tanto algo incongruente que no tiene explicación (ambos)...
como dice lolita, las hazañas más grandes de la historia se han llevado a cabo por amor o por odio (o por las dos cosas juntas)... no ha habido ninguna en la que interviniese la lógica fría y racional, ¿o sí?

Happy weekend

Murphy White dijo...

Lolita... ¡¡invítame si haces un estudio sobre amor-odio!! Sí, la historia y las absurdeces de nuestras vidas suelen tener esos dos protagonistas ;-)

Almagriss: según el estudio, la lógica fría sí interviene a veces en el odio... (vamos, que es más fácil hacer daño conscientemente)

Anónimo dijo...

Ojalá todo de pudiese reducir a conexiones neuronales... pero, por desgracia, no es tan simple. Si no, seguro que alguno se retocaría los cables cerebrales en un momento dado...jeje.
Amy

Anónimo dijo...

Maldita irracionalidad!
JN.

Murphy White dijo...

Amy, si todo fueran conexiones neuronales, la vida sería demasiado aburrida...

Me uno a esa "maldita irracionalidad", JN

Bss.

Ramón de Mielina dijo...

Sí, es verdad... odio a alguna gente que quise... :-) y quiero a alguna gente que odié. Curioso.

Murphy White dijo...

Sabias tus palabras, Ramón... como siempre, muy sabias...