martes, 21 de julio de 2009

Dicen que ella no ríe...

Dicen que ella ya no sonríe, que algo le pasa o… que algo le han hecho. Algunos le explican que la adolescencia es dura, y que uno no puede elegir el momento, el lugar y las personas que se interponen en su camino. Le hablarán de conceptos que debe aprender, le animarán a ser capaz de ignorar, de ser una misma, de fortalecerse. Y por eso, cuentan que ahora se ha vuelto triste y solitaria. Que prefiere la compañía de su guitarra al de muchas personas.
Ella es especial. Quizá ese sea el problema porque, a ciertas edades, el borreguismo es la opción más útil... y la menos peligrosa. La recuerdo delgadita y tímida. Tenía una dulzura que sólo se escapaba a través de su sonrisa, y que se camuflaba a menudo en sus pocas ganas de hacer gala de la coquetería. No hablaba mucho, pero sus miradas siempre delataban admiración por los suyos, una ternura contenida y ganas de demostrar su amistad con la Diosa Creatividad. Algún día, querida niña, te darás cuenta de que ser capaz de mirar, admirar y aprender de las personas como tú lo haces es uno de tus grandes tesoros. Cuando crezcas, esos tesoros te harán diferente. Y te alegrarás de serlo, porque el mundo ya está demasiado lleno de personas clónicas con trajes grises.
Ella siempre ha tenido ese brillo en la mirada. El brillo que indica que dentro de esa persona tímida hay un torbellino de sensibilidad e inteligencia. Pero es demasiado pronto para que el torbellino salga y lo cambie todo. Aprenderás que no pueden acelerarse las agujas del reloj. Deja que pase el tiempo. Aprende, confía en ti y mantente alerta, porque va a llegar el día en que empieces a ser más fuerte, más grande y aún más especial. Y ese día, cuando pase la absurda crueldad de la adolescencia, te alegrarás de no ser como ellos. Y yo, querida María, me enteraré en la distancia y seré una más de tus admiradoras.

3 comentarios:

VolVoreta dijo...

Veo a María a través de tus palabras. Me gusta esa chiquilla delgada y tímida, con su guitarra entre las manos. La percibo segura, llena, bella...no le importa este virus de la adolescencia. Ella es especial!

Te dejo un beso Murphy.

Anónimo dijo...

La adolescencia puede ser cruel, pero es el momento mágico para conseguir que nadie nos cambie y no ponernos ese traje gris que llevan o llevamos casi todos. Un besazo

Murphy White dijo...

La percibes bien, Volvoreta, muy bien.

C.C... Cierto. Y quien no se lo pone en ese entonces, lleva mucho ganado.

Besos!