lunes, 16 de febrero de 2009

En la barra (I)

Ni si quiera sé por qué me lo contó, ni cómo llegamos a apoyarnos en la barra y quedarnos ahí durante una hora y media hablando. No es la primera vez que, cuando me encuentro con algún "artista", la noche pega un giro y acabo, junto a una barra de un bar, arreglando(nos) las vidas.
No le veía desde hace un par de años. Incluso pensé que no se acordaría de mí. Pero sí, me saludó, le saludé, y acabamos con un codo en la barra y el otro brazo sosteniendo una copa. Él había sido un músico de la zona alta de la tabla. Ahora no lo es tanto, pero saca pecho orgulloso por poder seguir viviendo de la música, aunque ya no esté en la “zona Uefa”. Y se enorgullece de su oído absoluto, y me cuenta que él nunca dejará a la música: “Tendrá que ser ella quien me abandone a mí, porque, Murphy, yo no podría dejarla nunca”. Es de los días en que una lamenta no tener encima una grabadora y sugerir que eso lo convirtamos en un libro, en una entrevista, en un poema torpemente contado. Pero no era el momento, a las 2 de la mañana de un viernes de concierto. No era el momento.
“Está ella, –me dijo mientras doblaba su cazadora nervioso- la persona con la que llevo media vida al lado. Pero luego está mi niña, la otra, con la que algún día envejeceré”. Él no tenía claro si se podía querer a dos personas a la vez, pero se podían tener dos sentimientos fuertes y no tenía claro por cuál decantarse. ¿Cuál respondía a la manida definición de “amor”? Con su pareja seguía habiendo algo fuerte, y media vida compartida, y una casa, y un ‘pasar por cosas juntos’ y aguantar... Pero con ella, con “su niña”, seguía habiendo juego, ¡se conocían desde pequeños!, seguía habiendo complicidad, comprensión, y algo más...
Llegó un momento en que él sintió ahogarse, sintió la presión sobre su cabeza y caer inevitablemente, y como él mismo contaba, “escaleras abajo”. “Deseé que me pasase un camión por encima porque llegó el inevitable momento en que había que decidir”. Ella, su niña, dio el ultimátum: “Vente conmigo o, si no, la cosa se acaba aquí. Sin mensajes, sin internet, sin llamadas, sin guiños... sin nada”.
Es increíble cuántas imágenes pueden venir a la cabeza de uno, situaciones, neuronas mal colocadas para decidir. Y él decidió, hace apenas unos días (realmente eran semanas, pero él lo sentía como días): “Le dije que lo sentía, que no podría dejar a la persona que tenía a mi lado. Me quedé en casa”.
No supe decirle más que frases hechas como... “en esto no hay una decisión buena y una mala. Espero que hayas acertado”. No sé cuál será el desenlace porque, aun habiendo decidido quedarse con ella, antes de irse, él me susurró al oído: “Aunque haya decidido esto, algún día estaré con mi niña... Sé que ella me esperará siempre”.
No sé si el mundo está lleno de ingenuos, de soñadores, de utópicos, de realistas o de qué. Pero de lo que si está lleno es de cruces de caminos y uno nunca sabe si todos llevan al mismo sitio o si, una mala decisión, nos llevará a una calle cortada. C’est la vie. Feliz lunes

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustaría conocer el desenlace... bonitas las historias que se cuentan en la barra de un bar.
Amy

Anónimo dijo...

Qué tendrán las barras de los bares... A mí me han contado allí también grandes historias.

Debster dijo...

Es otro mundo!! Que intriga, como terminara todo esto... Feliz Martes Murphy :D

ALMAGRISS dijo...

Desde luego, cuando toca decidir entre dos cosas... en los malos momentos siempre pensamos que hemos elegido mal... ayyy el ser humano tan estupendo y tan gilipollas al mismo tiempo... (todo sería más fácil si no tiviésemos conciencia)
Besazos
Espero la continuación, eh!

Anónimo dijo...

Seguro que no es el primero ni el último que se ve en una de esas... Espero que nos cuentes el desenlace!!!

Olivia dijo...

O de románticos utópicos... me ha gustado tu historia, aunque no la de tu amigo/conocido. No me he visto en esa situación, y espero no estarlo. ni como protagonista, ni como partícipe. Yo también soy de las ingenuas...aunque...tal vez solo quiero sinceridad. Así si me caigo del guindo, no me duela mas de lo que ya puede doler (se mua, y tb sigo esperando una cita que espero se de pronto...sino... tal vez convenga dar un ultimatum. pa que luego me dejen tirá).Un beso!
P.D: no es que sea negativa, ni poco optimista, simplemente quiero tener un pie en la tierra.

María Pilar Bernal Maya dijo...

Qué horror. Siempre es más seguro decidirse por lo fácil pero lo difícil suele ser lo que más merece la pena en la vida. En fin. Espero que "su niña" no lo espere demasiado porque ella también se merece ser feliz -con él o con otro-
Bss
preciosa
;-)

Anónimo dijo...

LLevo dos dias entrando y nunca me da tiempo a dejarte comentario, a ver si hoy me dejan jeje.
No creo que se pueda amar a dos personas a la vez, o se engaña a sí mismo o no ama a ninguna de las dos.
Porque si amas a una persona debes tener las cosas mucho más claras. Si quiere realmente a su niña va a ser muy infeliz....

Besoosss

Rockdriguez dijo...

Muy buena historia, me a encantado, bueno ya se acabo la semana ...

Esa historia me hizo recordar a alguien, saludos.

Ramón de Mielina dijo...

en viaje familiar... esta semana que viene vuelvoooo :-)

L o L i T a dijo...

Anclaaaaa!!! A ver si actualizamos que estamos las 2 pegadas de inspiración!!!!

;) Bsooooo

Murphy White dijo...

Lolita, ya llega, ya... Be water, my friend! ;)