El otro día, un oportuno “Perdona, sólo quería pedirte que des la enhorabuena a tus padres”, me hizo pensar en esto (el que el autor de tan galante frase se montase en un flamante descapotable, me hizo pensar aún más). No estaría mal que los solteros del mundo depuren un poquito más su técnica, a no ser que quieran ser roto para los miles de descosidos que existen.
Trataré de hacer mi pequeña contribución, que no es otra cosa que un acto egoísta de evitar aguantar a quien parezca descendiente de los osos amorosos o a quien cree que una conversación está compuesta por dos frases. Aquí van ejemplos de lo que “sí” y lo que “no” se debe hacer en las “aproximaciones”.
Lo que NO:
- Hacer un chiste con el nombre. Está demasiado visto y demuestras dos cosas: poca originalidad y poco tema de conversación.
- Decir eso de: “a mi amigo le interesa tu amiga” y luego pedirme el número del teléfono. Demuestras que tienes amigos sin fluidez verbal y que darás rodeos para todo en esta vida. Pero una no está dispuesta a perder tiempo con más expertos en marear la perdiz y síndromes infantiloides.
- Invitar a una copa. Demuestras dos cosas: eres una especie de zombie que cree vivir en el siglo XIX y que no sabe que cuanto más alcohol, más borde.
- Fingir ir de guaperas sobrado o “liga-nenas”, cuando los dos sabemos que con dos palabras bien elegidas saldrás huyendo con las orejas gachas.
- Pedir el teléfono una noche y llamar al día siguiente. ¡Al día siguiente! Este error es uno de los más habituales.
- Agarrar por la cintura sin permiso. Utilizarás las manos cuando te lo pida.
- Adular… Si adulando piensas que necesito una voz masculina para hacerme sentir mejor conmigo misma, te equivocaste de persona.
- Practicar la “aproximación convencional”.
- Si consigues decir una frase lo suficientemente inteligente como para sorprender, lo suficientemente irónica como para hacer sonreir y sabes decirla en el momento oportuno… En el bote.
- Saber hablar cuando hay que hablar, callar cuando hay que callar y…
- Y, como dice el manual de los controladores aéreos, si “frustras” el aterrizaje… sube y vuelve a intentarlo. (A no ser que la torre de control te pida que intentes aterrizar en otro aeropuerto, que el intento fue tan malo, que es mejor dejar la pista libre para el siguiente avión).
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