martes, 29 de julio de 2008

Aproximación convencional

Me pregunto por qué nadie habrá escrito un manual del ligoteo. Y si lo han escrito, ¿por qué nadie lo consulta? ¿Es que no hay una edición actualizada? ¿O es que sólo tratan las aproximaciones más extrañas? Los controladores aéreos estudian la “aproximación convencional” como una de sus asignaturas más complicadas… Su definición es: "Servicio de control aéreo que se presta, sin la utilización de un radar, a las aeronaves que se aproximan o alejan de un aeropuerto desde o hacia la fase de vuelo en ruta". Y yo me pregunto: ¿Esto no es el más fiel reflejo de determinados momentos de la vida? ¿Debemos pedirles los apuntes para saber cómo llevar a cabo esa aproximación sin ayuda de un radar?



El otro día, un oportuno “Perdona, sólo quería pedirte que des la enhorabuena a tus padres”, me hizo pensar en esto (el que el autor de tan galante frase se montase en un flamante descapotable, me hizo pensar aún más). No estaría mal que los solteros del mundo depuren un poquito más su técnica, a no ser que quieran ser roto para los miles de descosidos que existen.

Trataré de hacer mi pequeña contribución, que no es otra cosa que un acto egoísta de evitar aguantar a quien parezca descendiente de los osos amorosos o a quien cree que una conversación está compuesta por dos frases. Aquí van ejemplos de lo que “sí” y lo que “no” se debe hacer en las “aproximaciones”.

Lo que NO:

  • Hacer un chiste con el nombre. Está demasiado visto y demuestras dos cosas: poca originalidad y poco tema de conversación.

  • Decir eso de: “a mi amigo le interesa tu amiga” y luego pedirme el número del teléfono. Demuestras que tienes amigos sin fluidez verbal y que darás rodeos para todo en esta vida. Pero una no está dispuesta a perder tiempo con más expertos en marear la perdiz y síndromes infantiloides.

  • Invitar a una copa. Demuestras dos cosas: eres una especie de zombie que cree vivir en el siglo XIX y que no sabe que cuanto más alcohol, más borde.

  • Fingir ir de guaperas sobrado o “liga-nenas”, cuando los dos sabemos que con dos palabras bien elegidas saldrás huyendo con las orejas gachas.

  • Pedir el teléfono una noche y llamar al día siguiente. ¡Al día siguiente! Este error es uno de los más habituales.

  • Agarrar por la cintura sin permiso. Utilizarás las manos cuando te lo pida.

  • Adular… Si adulando piensas que necesito una voz masculina para hacerme sentir mejor conmigo misma, te equivocaste de persona.
Lo que SÍ:

  • Practicar la “aproximación convencional”.

  • Si consigues decir una frase lo suficientemente inteligente como para sorprender, lo suficientemente irónica como para hacer sonreir y sabes decirla en el momento oportuno… En el bote.

  • Saber hablar cuando hay que hablar, callar cuando hay que callar y…

  • Y, como dice el manual de los controladores aéreos, si “frustras” el aterrizaje… sube y vuelve a intentarlo. (A no ser que la torre de control te pida que intentes aterrizar en otro aeropuerto, que el intento fue tan malo, que es mejor dejar la pista libre para el siguiente avión).
No creo que deba extenderme más porque se perdería la magia del “ensayo y error”. Además, hay quien tiene suficiente intuición como para hacerlo bien sin ayuda. Ánimo, y sigue por ese camino.

martes, 22 de julio de 2008

Música. Sólo música

“Como un extranjero no siento ataduras del sentimiento…” (Franco Battiato)

Cinco hadas rockeras, un pianista virtuoso, un guitarrista sexy y su voz: el combinado perfecto para que sorpresa y perfección se den la mano. Gracias a nueve músicos y una voz. Que sí, que la música puede sorprender, por encima de absurdos prototipos de rock-poperos que ni rock, ni pop… ni una letra que diga algo más que estupideces en rima asonante. Más bien, un vuelta de tuerca más en esa mezcla de músicas del mundo y canción italiana envuelta en pop y rock. ¡En rock!

Es increíble. Normalmente, cuando me enfrento a escribir sobre un grupo, sobre un disco, sobre un concierto, las palabras fluyen y fluyen. Esta vez me quedé en blanco porque hay sensaciones que no se escriben. Que no deben escribirse. No hubo charleta ridícula entre canciones, ni chistes malos, ni hubo larga e innecesaria presentación de la banda… Ni si quiera hubo espantosos saltos sobre el escenario. Sólo hubo música. Perdón, MÚSICA.

"Vivir no es muy complicado, si puedes renacer después y cambiar varias cosas... Las frivolidades y tanta estupidez...". Pues eso, nada más que añadir.

jueves, 17 de julio de 2008

Vuelo AF2003, a punto de despegar...

Última llamada para el vuelo AF2003. Creo que es el mío. Cuesta no mirar alrededor. Esperas, retrasos y “tiempos muertos” (ridícula expresión). Agotadoras carreras de quien cree que puede perder el siguiente avión. “¿Llegará a tiempo?”, te preguntas mientras miras con atención la pantalla y cruzas los dedos para evitar un “delay”.

Así son los aeropuertos. Lugares anodinos y fríos pero puntos de conexión de nervios empresariales, “relaxes” vacacionales, reencuentros amistosos, despedidas más o menos rutinarias, huidas a ninguna parte… Entre carreras y largos tiempos muertos transcurre la vida. En el aeropuerto. A no ser que te suceda como a Tom Hanks en ‘La Terminal’, y esa vida se convierta en un agónico y prolongado standby. Precisamente hace poco conocí a un grupo de mexicanas que llevaban dos días en ese standby, atrapadas en ‘algún sitio’ entre Chicago y Beijing, en busca de ‘alguna parte’. Algunos se quedan en ese punto, en ese standby, por miedo a viajar, y ni siquiera se han dado cuenta de que lo están.

Excesos de equipaje, controles, precintos y registros. Comienza la agitación. Hay quien no está preparado para las trabas del aeropuerto. Para llegar a tu destino, es posible que tengas que deshacerte de ciertos objetos personales que –sin saber por qué- alguien decide que no pueden viajar contigo si quieres viajar con esa compañía ‘aérea’. ¡Vaya! Pensaste que algo tan delicado y personal podría seguir viajando contigo. Siempre. Pero esa compañía con la que has decidido viajar no te permite llevar algunos cachivaches. Te resistes, te justificas, explicas lo necesario de llevarlo, hasta tratas de negociar y finges una docilidad inocente que no engaña a nadie. Pero tres pitidos del detector y el gesto cortante del “controlador” son suficientes para que tires la toalla (una vez más). Debiste pensarlo antes, porque hay cosas incompatibles. Si te fijas bien, verás los controles policiales repletos de gente que no pasa al otro lado. Eso es porque más de uno ha dejado a algún amigo en el control por exigencias de la compañía (de bajo coste, claro!). “Ya nos veremos, si eso, a la vuelta”… O tal vez no. Seguro que no.

Una vez superado este proceso, la vida ¿en el aeropuerto? te sigue sorprendiendo con más trabas. Elegiste mal la compañía. Vale. Te has empezado a dar cuenta. ¡Arggg! Tú que miraste el mejor modo de viajar, no te diste cuenta de que esa compañía era la más cutre. “¿Por qué lo hiciste?”, te preguntas. Porque estaba más a mano, porque era la más barata o porque la compra era más fácil… ¡Error! ¿No te diste cuenta de que, por muy buena pinta que tuviese, no te darían manta y almohada? Todo el mundo te lo advertía, pero no hiciste caso hasta que comprobaste en tus carnes que, aunque parecían majas esas azafatas, a la hora de la verdad, en ese poco-confortable asiento ¡no tienes ni un cacahuete que llevarte a la boca!

Cuando llega el momento de las escalas, la cosa puede empeorar. Un nuevo aeropuerto, otro standby, más carreras, maletas… Elegiste mal la compañía, y ahora tienes que ir del triste y solitario Orly al imponente Charles De Gaulle en apenas 30 minutos. ¡No lo puedes creer! No hay tiempo. Otras veces hay demasiado. ¿Es que esa compañía no es capaz ni de calcular el tiempo exacto? ¿No se supone que debe facilitarte el viaje en vez de complicártelo? Quizá sea el momento de intentar un cambio de compañía. Has pasado mucho frío con la anterior y no te dieron ni una triste manta.

Es demasiado complicada la vida en los aeropuertos. ¿Por qué no viajaremos en tren más a menudo? Imagino que, en el fondo, somos adictos al estrés, a jugárnosla con las compañías aéreas, a las carreras, a los controles, a las esperas y a los “¿coffee or tea?”. Creo que es hora de embarcar. Hay cambio de puerta. Feliz vueling.


En la delgada línea...

(Fecha real: 9/julio/2008)


Creo que alguna película se titulaba algo así. Lo cierto es que vivimos rodeados de líneas que a menudo bordeamos y, muchas veces sin darnos cuenta, caminamos sobre ellas. A veces incluso saltamos de lado a lado, por mucho que tratemos de posicionarnos.

¡Y jugamos con esas líneas “imaginarias” desde pequeños”! ¿Quién no ha jugado a saltar por el paso de cebra sólo pisando las líneas blancas? ¿O quién no ha caminado por una acera con baldosas tratando de evitar pisar las líneas que las unen? Yo sí lo he hecho. ¿La última vez? Esta misma mañana, atravesando las baldosas que rodean la entrada al Palacio del Infantado… Y lo he hecho dando saltitos, ante la sonriente mirada de un chico que, con un gesto cómplice, ha hecho lo mismo que yo (seguro que, en secreto, también lo echaba de menos). Cuando pasan estas cosas uno se da cuenta de que todo el mundo tiene un pequeño payaso dentro (sólo hace falta rodearse de gente que nos de ese empujoncito para sacarlo).

Pero lejos del juego, vivimos bordeando líneas. Otras líneas. Las que separan la cobardía del egoísmo, la confianza en uno mismo de la prepotencia, la amistad del amor, el amor del odio (perdonad que no comparta eso de que el odio es una forma de amor) o incluso el odio de la indiferencia. Líneas como las que separan un flirteo de una relación, una amistad tardíamente retomada de un “ya es tarde”, un error de una traición, la confianza de la ingenuidad o el olvido de la dejadez.

El caso es que caminamos siempre sobre esas delgadas líneas y, de vez en cuando, no es mala idea mirar el suelo y comprobar qué líneas se cruzan bajo nuestros pies y sobre cuáles estamos caminando. Quizá, muchas veces, nos llevemos grandes sorpresas. ¿En qué lado estás tú?

¿Podemos?

(Fecha real: 30/junio/2008)


España gana la Eurocopa y parece que, por un día, todo cambia. La crisis no es tan crítica, el paro se reduce y los problemas cotidianos se “livianizan” (palabro inventado). Al menos, hasta que a muchos se les (nos) pase la resaca. Resaca de ese día en el que no había cabreos, ni empujones, ni malas caras ni opiniones radicalmente opuestas… sino sonrisas cómplices, gestos desconfiadamente amables, copas a pachas (y/o pintas) e incluso abrazos con extraños que simulan sinceridad. Eso sí, todo presidido por el “Quien no pite no pase”, el “Teutón el que no bote” (en mi barrio son así de cultos, ¡qué le voy a hacer!) o el “Que bote el basurero” (ante la atónita mirada de los funcionarios de guardia).


...Y dan las 2, las 3, las 4, las 5 y las 6 de la madrugada… Y con los primeros rayos de sol continúan pitando los rezagados y los tempraneros. Y algunas banderas aún ondean. Eso sí, agotadas tras una larga noche empapada en alcohol y en pases de pecho. Y, tras una hora de sueño, sólo queda eso, que España, el 29 de junio, ganó la Eurocopa. Fin de la historia. Ahora es lunes. Ojalá cada día España ganase la Eurocopa y fuese tan fácil pensar que, cada mes que empieza, nosotros también ¿"podemos"?

Vida inteligente... en Marte, claro

(Fecha real: 29/junio/2008)

Me hacen gracia esas noticias que periódicamente aparecen en los medios sobre la posible “vida inteligente” en otros planetas. Ahora parece que algunas sustancias que la sonda Phoenix ha encontrado en Marte podrían demostrar que en el planeta vecino ha podido existir, existe o existirá algún tipo de vida. Eso sí, desde la NASA no explican si esa vida extraterrestre será “inteligente”. Seguro que no lo es, ¿verdad? Porque, claro, la única vida “inteligente” que se conoce es la de la Tierra. Una inteligencia portentosa que permite que más de medio planeta se muera de hambre, que más de medio planeta no respete la vida y que menos de medio planeta sienta que juega en “Primera División” porque, no en vano, somos el “primer mundo”.


Dicen las últimas noticias de este mundo de vida inteligente que Robert Mugabe ya se prepara para ser investido de nuevo presidente de Zimbabue. Por supuesto, todo esto después de que su opositor –que en la primera vuelta obtuvo ventaja sobre Mugabe- haya tenido que retirarse por la violencia contra sus partidarios. Será la violencia ese “derecho divino” que Mugabe cree que le otorga el poder. Un poder que retomará orgulloso viendo cómo ni el Consejo de Seguridad dela ONU se pone de acuerdo para declarar ilegítimas estas elecciones.


También se dice, en este mundo de vida inteligente, que “Somalia ya no es que esté al borde de una catástrofe, sino que el desastre lo está viviendo ahora” (Bruno Jochum, Médicos Sin Fronteras), por culpa de esa explosiva mezcla de hambruna y violencia. No os asustéis porque, en este mundo repleto de vida inteligente, se habla poco de de estos países. Y, si se habla, no se hace mucho ruido, porque mientras no secuestren nuestros barcos…


Lo más increíble y peculiar es que, en esta Tierra de vida inteligente, la FAO cifra en más de 850 millones los hambrientos en el mundo, mientras la OMS dice que hay 1.600 millones de adultos con sobrepeso. (Para los inteligentes pero lentos, eso es el doble de los hambrientos). Parece que esos objetivos que se marcaron en 1996 de reducir a la mitad el hambre en el mundo antes de 2015 ya son sólo una absurda utopía (apenas se ha reducido en 3 millones) y ahora, con la crisis alimentaria, parece que la cosa pinta cada vez peor. Pero, tranquilos, con ese porcentaje seguro que muchos tendremos la “suerte” de estar entre esos 1.600 con sobrepeso.


¿Cuáles son las soluciones inteligentes de este mundo de vida inteligente? Según el Director General de la FAO, Jacques Diouf, con 30.000 millones de dólares anuales se podría erradicar el hambre en el mundo. ¿Mucho? Una minucia teniendo en cuenta que, en 2006, este mundo de vida inteligente se gastó 1,2 billones de dólares (sí, con B de burros) en armamento y desperdició comida por valor de 100.000 millones.


Después de conocer estos cuatro datos “terrícolas”… ¿Esta es la única vida inteligente que existe? Espero que sea verdad eso de que en Marte ha habido, hay o habrá vida inteligente. Y que esa vida, de verdad, sea inteligente.

Chaturanga


(Fecha real: 28/junio/2008)

Dicen las reglas de ajedrez que se hacen tablas cuando el jugador al que le toca mover no puede hacer ningún movimiento permitido y su rey no está en jaque. Esta situación –dicen- finaliza inmediatamente el juego. Cuando esto pasa, es el momento de empezar otra partida.

Pero… ¿qué ocurre cuando el juego ha sido tan largo que, con el tiempo, has perdido piezas, algunas se han roto, hay cambio de jugador y encima se han hecho “tablas por ahogado”? Algo tan sencillo como que llega el momento de hacer ‘inventario’ si queremos seguir con ese tablero. En el ajedrez nos vemos obligados a hacer inventario con cierta periodicidad. Es como cuando un mago abre una baraja nueva después de varios trucos para que los naipes no estén tan manoseados y poder barajar mejor. En el chaturanga (su antiguo nombre), quizá se pueda rescatar algún peón para la nueva ‘batalla’ pero, a menudo, es preferible prescindir de muchos trebejos y emplear unos nuevos (a veces, esas piezas ni siquiera nos pertenecían por lo que es mejor dejar que se las lleve el jugador que se va).

En conclusión, todo apunta a que a nueva partida, nuevo jugador y, casi siempre, nuevas piezas. En ese “impass” entre la primera y segunda partida he descubierto que muchas piezas no aguantan dos torneos, así que… ¡a la basura! Hoy he hecho el último inventario antes de empezar esa nueva partida, en la que sólo quiero jugar con mis piezas, que ya están colocadas en sus escaques dispuestas a disputar mi jugada favorita: el ‘doble ataque por descubierta’. Las otras piezas, que se las lleven para jugar otras partidas porque, en la mía, ya somos 16.

Calla y aprende

(Fecha real: 23/junio/2008)


Saber es acordarse (Aristóteles)


He llegado a una (otra) conclusión. ¡¡¡Arrepentirse SÍ es bueno!!! Es curioso cuando algunos (muchos) se dan golpes de pecho gritando esa prepotente estupidez de: ‘Yo no me arrepiento de nada’, o ‘No es bueno arrepentirse’. ¡¡Error!! Porque el arrepentimiento forma parte de una ecuación tan simple como que: cagada+arrepentimiento=aprendizaje.


Yo llevo 97 días aprendiendo cosas. ¡¡97!! ¿Sabes cuánto es eso? Mi “neurona funcionante” (como la denomina un tierno personajillo) está saturada, agotada, abrumada, abarrotada de conocimiento... Vamos, que me falta sólo un paso para robarle las palabras a Risto Mejide y gritar eso de que: “¡me molo!”. Y, como él, me molo tanto y sé tanto, que no sé cómo puedo no ruborizarme al hablar conmigo, ni sé cómo puedo no quitarme la palabra de la boca o cómo puedo dejar que me la quiten quienes no han pasado ni por mi primer día… Y me empiezo a molar tanto que me da miedo llegar al día 100 y gritar por la ventana: “¿Qué haces que no estás aquí aprendiendo de mí?” “¿Qué haces que no me admiras?”, “¿Qué haces que no callas cuando hablo?”. En fin, que yo, como tú, también me molo. Mucho.

Taigui la!!!


(Fecha real: 19/junio/2008)

… A 10.000 Km, una se da cuenta de que no todo es tan distinto… y de que, a la vez, todo es tan diferente. A 10.000 minutos de distancia, una se da cuenta de que no todo pasa tan rápido y de que, a la vez, acaba de pasar otro minuto más (10.001!). El caso es que 30.000 kilómetros en 6 aviones, 47 taxis, 2 pizzas, 3 frapuccinos y 5 hamburguesas después, es el momento de hacer balance.

Siempre he pensado que existe una línea muy fina que separa los mitos de la realidad y, en países como China, es más fácil darse cuenta de todo eso. Por eso, en China y en Madrid, no siempre es un error hacer caso de eso de que “cuando el río suena…”

En Shanghai siempre hay una neblina muy intensa, que esconde el brillo de la ciudad. Quizá, tal vez, sólo trate de ocultar los enormes contrastes que hacen que, en esa ciudad, se erijan algunos de los edificios más espectaculares del mundo y, a sólo una manzana, la gente camine en pijama y duerma en mugrosos colchones en las trastiendas de sus comercios. Por eso, y por otras muchas cosas, todo buen observador debe ser capaz de ver más allá y disfrutar de un país tan especial y distinto… Porque lejos de sus Starbucks, Pizza Hut y Mc Donalds (¿bendita globalización?), todo es diferente.

From Madrid to Shanghai… and ¿México?

En esta mezcla de culturas de este viaje tan peculiar, me topé con México y yo me pregunto… ¿Por qué son tan “finos” los mexicanos hablando de “Pre” en vez de “Botellón”, si luego piensan beber el Tequila de la botella? ¿Por qué una siente que no bebe al ritmo adecuado, cuando uno detrás de otro inspecciona su vaso para ver si está ya vacío? ¿Por qué en España somos tan cutres y hacemos los botellones con patatas fritas de bolsa y palomitas y allí los hacen con tiras de carne? Y lo más importante, ¿por qué aquí cuando bebemos cantamos canciones absurdas (‘clásicos populares’) y allí cantan afligidos las más romanticonas canciones nunca antes escuchadas? Eso sí, saben cómo meterse cinco en un taxi y ligotear con el taxista para que no te eche del coche… Y tienen el fantástico don de llevarte al sitio más de moda en Shanghai, ponerte en una codiciada lista de puerta y darte acceso a un privado de lo más chic.

Con todo eso, y mucho más, “al ratito” te das cuenta de que son gente “bien padre” (aunque haya algún “friquitón”), de los que puedes aprender “un chorro” de cosas… y disfrutar de un buen “pre” y, lo mejor, de un buen “post”. ¿Qué onda?

Desmontando mitos… ¿o no?

Desmontar mitos sobre el lugar de destino parece ser la consigna de cualquier viaje, hasta que te ves atropellada por todos esos tópicos. Lo reconozco, casi todo es cierto en China (menos lo de los ‘pelucos’ de imitación por 1 euro… ¡Que son Chinos, no tontos!).

Sin embargo, debe ser algo cultural el escupir como si tal cosa. Y tal vez sea una tradición el caminar en pijama plácidamente por la calle, o el tender la ropa interior en medio de la acera. Quizá sea algo cultural el que, cuando uno quiere explicar mejor las cosas, comience a gritar… (Creo que a eso me acostumbraría rápido). Y ¡por supuesto! Los semáforos son sólo una “sugerencia” que tanto ciclistas como motoristas, automovilistas y peatones pueden tener en cuenta… o no. ¿Para qué hay semáforos con lo bien que ha funcionado siempre el “tonto el último”?

Siempre he escuchado que en España parecía que no había chinos ancianos. Cierto. ¿Pues dónde están? ¡Los hemos encontrado a todos! Están en un sitio en Beijing que se llama “El templo del cielo”. Un parque como El Retiro elevado a la enésima potencia donde bailan, hacen gimnasia, cantan… ¡y juegan hasta al fútbol!… ¡Están más en forma que yo!

Grandes inventos chinos…

Su mejor invento no es el arroz, ni los templos, ni la filosofía Zen. Es la paciencia y… ¡el magic number! Ante los problemas idiomáticos, apareció un santo que creó ese número de teléfono al que puedes llamar y te soluciona todo. “¿Can you tell my taxi driver that I want to go to Linping Lú?” (le das el móvil al taxista y se lo cuenta). Así, con todo lo que le pidas al magic number. ¿Te imaginas? “¿Can you tell the buenorro chinesse that I would like to have fun with him?” (Y ale, ¡ahí lo tienes!).

Otro de sus grandes inventos es la técnica del regateo que, en el fondo, es igual que la del “ligoteo”. El proceso es el siguiente: uno llama la atención del otro… cuando se interesa por el “producto”, se hace el durito y tensa la cuerda hasta el preciso instante en que el otro va a tirar la toalla o incluso se va. En ese entonces, es cuando se echa el resto y ¡ya es tuyo! Eso sí, como en el ligoteo, cuando uno se lo lleva a casa, siempre piensa que podía haber conseguido algo mejor ¡Si es que lo barato, con el tiempo, sale caro! (Oootra lección vital!).

Y un tercer gran invento está encarnado en nuestro amigo el chino “Juan”: te lleva a la Gran Muralla por una pasta y encima consigue que le des las gracias y aceptes sus tarjetas para recomendarle a tus amigos españoles. ¡Eso son técnicas de venta y no lo que nos enseñan los Masters oficiales europeos de Marketing!

Fotos no!

Cuando viajas a China vas dispuesta a convertirte en una fotógrafa insaciable para captar cada momento, cada calle, cada persona y cada monumento. Lo que una no espera es que ese “monumento” es, para los chinos, cualquier occidental. Creo que, a estas alturas, mi cara y la de mis acompañantes están en los ordenadores de media China y en los móviles de la otra media. No es un mito… Hasta en las ciudades más urbanitas una se convierte en el objeto a fotografiar y mirar sin pudor. Una lástima el volver a España y al discreto segundo plano (ahora entiendo la estupidez que envuelve a algunos cantantes en cuanto les hacen cuatro fotos y les piden tres autógrafos).

La que suscribe se quedó con ganas de ser capaz de fotografiar a todos y cada uno de los 47 taxistas que estos días nos gritaban ¿Linping Lú? ¿Siping Lú?, o cada uno de los 4 que nos tuvieron que despertar, o los 2 simpatiquísimos que nos echaron del taxi (o eso creímos entender).

Pese a todo, ¿mi mejor foto? La que no he podido recoger con la cámara de fotos porque estaban ocupados el resto de mis sentidos…

Notas para el futuro:

- La frase favorita de los chinos en las tiendas es: “Amiga, balato pala ti”
- Los taxis chinos llevan una sustancia sedante que, al sonido de “Ni hao” hace que caigas en un sueño profundo…
- Un chino hablando inglés es más incomprensible que un chino hablando chino. Si intenta hablar inglés, detenle y pídele que te hable chino.
- Aprender a pagar el precio justo por el producto adecuado es algo que se aprende con el tiempo… Una no quiere pasarse toda la vida con un producto defectuoso, ¿no? Pues ya sabes las palabras mágicas: ¡TAIGUI LA!

martes, 15 de julio de 2008

Exceso de equipaje

(Fecha real: 5/junio/2008)

“Un viaje de mil millas empieza con un paso” (Lao Tse)

Apenas unas horas para un largo viaje... Dicen que en los viajes, como en la vida, lo mejor es ir siempre ligeros de equipaje. ¿Pero cómo va uno ligero? ¿Cómo saber cuáles son los “must” que debemos llevar en la mochila y lo que debemos dejar? Elegir incorrectamente lo que llevamos puede estropearnos el viaje... ¿la vida?

...Y aquí estoy, delante de mi enorme maleta de cuatro ruedas (una no es tonta), decidiendo si llevarla llena desde el principio o ir tan ligera que me permita darme el lujo de llenarla un poquito cada día, en cada ciudad de la ruta... Ahora es cuando una echa de menos esas “listas” que hace unos días decidimos desechar por esa teoría de los pesos (léase “49 kilos”). Así es más fácil evitar los “por si acasos”, evitar los “y si...”, evitar los “puede que luego lo eche en falta…”. Es el momento de valorar, en frente de la maleta y con una pila de cachivaches delante, qué objetos son útiles y cuáles serían sólo una carga.

Aunque parezca falta de creatividad, lo admito: me he enganchado a las enumeraciones y, por eso, he descubierto que es posible hacer una lista con esos objetos “imprescindibles” para este viaje. Mejor dicho, dos listas: la de cosas que llevar en la maleta y la de “cosas por hacer en el viaje”. Imprescindibles ambos listados antes de comenzar el viaje…

Lista 1. Cosas que llevar siempre en la maleta:

- Documento Nacional de Identidad. Nos lo recuerdan en los vuelos pero ¡ay amigo! Verás como se te olvide paseando por una ciudad extraña una noche... Cualquier “mala noche” puede dar con nuestros huesos en el lugar inadecuado si no somos capaces de reconocernos... Si cuando nos digan “¡identifíquese!”, no somos capaces de hacerlo...

- Una tarjeta con la dirección a la que vamos. Si tenemos claro dónde vamos, no pasa nada si nos perdemos en algún momento, porque siempre habrá alguien que nos entienda y nos indique cómo llegar.

-Cámara de fotos. Es el mejor instrumento para grabar en nuestras retinas los recuerdos que queremos mantener con el tiempo.

- Dinero. Poco. El necesario. Porque los mejores momentos de nuestro viaje, seguramente, sean aquellos que no se compran con dinero.
- Un buen calzado. Hay mucho que andar y necesitaremos ir cómodos, protegidos, ligeros... Si nos clavamos algo, que no sea en esa parte del cuerpo que necesitamos para seguir caminando.

- Una brújula y un mapa con los sitios marcados a los que queremos y no queremos llegar... Eso siempre ayuda a no perder el norte.
- Una buena agenda de teléfonos “útiles”. Eso sí, en la que siempre haya números de gente que responda, aunque llamemos a las 5 de la mañana y a cobro revertido. Gente que pueda ofrecernos ayuda, y no sólo económica.

- Crema solar. Que no nos engañe el tiempo, porque sea bueno o malo, siempre conviene estar protegido porque tanto puede dañar una granizada como unos inocentes rayos de sol.

- Botiquín. Aunque haya heridas que curan mejor “al aire”, una tirita a tiempo ayudará a curar antes cualquier rasguño. Debemos tener en mente no permitir que nadie nos diga qué llevar en nuestro botiquín, porque uno mejor que nadie sabe qué llevar para curar sus heridas, cuáles son las que más duelen y a qué velocidad curan.

- Diccionario. Lo mejor es no perder tiempo intentando comunicarnos con quien no tiene capacidad para hacerlo. En general, es una suerte hablar idiomas distintos. Cuantos más sepamos, mejor. Intentaremos hablar a cada uno en su idioma, porque seguro que les gusta el intento y ellos intentarán también entender el nuestro. Es uno de los momentos increíbles de los viajes. El entendimiento.

Lista 2: Cosas que hacer en un viaje…

- Si nos cruzamos con alguien que entienda nuestro idioma, nos detendremos y hablaremos, le pediremos consejo porque, quizá, él ya haya recorrido nuestra próxima ruta y pueda orientarnos (Por si acaso, recordaremos siempre “no perder el mapa”).

- Reservar un sitio en la mochila para comprar postales y enviarlas... a aquellas personas que nos desearon buen viaje. Pero no perderemos el tiempo en quien tirará la tarjeta o ni si quiera sabe que ya hace tiempo que nos fuimos. No olvides dejar otro sitio en la mochila, por si alguno de nuestros compañeros de viaje no puede con todo y necesita ayuda. A veces pasa. Pero lo mejor es no dejar que otros se aprovechen al ver que tú puedes llevar un poco más en tu mochila. No es justo andar más despacio por cargar con cachivaches ajenos.

- Cada noche, reflexionar sobre las cosas nuevas que hemos conocido durante el día. Nos ayudará a no volver a sitios que no merecía la pena ver, paisajes que no merecieron el desplazamiento hasta allí. Y apuntaremos los sitios que visitaremos, cada vez con más capacidad crítica...

- Elegir bien a los compañeros de viaje. Quien no sepa disfrutar del viaje, que se quede en casa.

- Tratar de no pagar nunca, nunca, exceso de equipaje. Si debemos pagar por movernos cargando con algo, lo mejor es pensar si compensa… Muchas veces, es mejor dejar allí aquello que no necesitaremos al volver a casa.
Parece que, con todo esto y un puñadito de ropa (ja!), mi maleta está lista. Creo que, a la vuelta, llevaré a cabo esa teoría del Feng Shui de lo “inútil”, que dice que es buena idea meter en una bolsa (real o imaginaria) todo aquello que no sabemos si necesitamos. Si en un año no lo hemos echado en falta, lo mejor es darlo a quien lo necesite o deshacernos de ello.

Qué bien se siente una cuando decide no pagar exceso de equipaje…


Ciclos ¿forzosos?

(Fecha real: 4/junio/2008)


Mi conclusión, después de leer la prensa de hoy, es que todo es cíclico en esta vida... Vuelven los Tequila (¿creen que se puede engañar a los años?), nos atropella la crisis económica (aunque ahora lo llamen “desaceleración”), vuelve la moda retro y la subida del precio de la electricidad hará que más de uno saque el candil a la mesa y convierta las cenas, a la luz de las velas, en forzadamente románticas.

A veces me pregunto si, en la vida cotidiana, sucederá lo mismo. Es decir, ¿eso significa que tendré que regresar a la adolescencia e ir viernes y sábado a los mismos bares en busca de “algo más” que robos y alcohol de garrafón? Y si hay ciclos, ¿cuánto duran? ¿Luego vuelves al mismo punto? Lo pregunto, por estar preparada.

Esto de los ciclos puede ser irónicamente gracioso, pero también una auténtica pesadilla. Decía Sabina que “al lugar donde has sido feliz nunca debes tratar de volver”. Hasta ahí, no hay problema, pero lo duro será que esos ciclos nos obliguen a volver a los sitios infelices. ¡Eso ni hablar! ¡A una le cuesta mucho llegar a saber lo que ahora sabe como para tener que aprenderlo de nuevo! Al cumplir los años (si sabemos cumplirlos), la capacidad de sorpresa, de disfrute, de encontrar las oportunidades se multiplica en un 200 por cien, y no sería justo que una teoría de los ciclos nos haga dividir en vez de multiplicar. ¡Así que reivindico una revisión teórica! O... al menos, que alguien me explique las teorías macro-económico-vitales que digan que esto es lineal. (Seguro que Mafalda tiene algo que decir al respecto...).

Y, sobre todo, espero que si mi vida cotidiana va a estar inundada en algún momento por una de esas regresiones cíclicas, que no sea a la época de las Mama Chicho o de Emilio Aragón inundando la parrilla, las hombreras y los pantalones pesqueros... No podría pasar dos veces por lo mismo. En cualquier caso, por si cuela, hablaré con mis padres por si creen que es el momento de volver a darme “la paga” de los domingos. Me servirá para pagar la electricidad cuando me descargue ese “regreso” de los Tequila.

Pares... e impares

(Fecha real:1/junio/2008)
“El que ocupa demasiado tiempo en amar, no tiene tiempo para hacer otra cosa” (Rabindranath Tagore)

Es curioso el mundo de las parejas. Incluso fascinante. Y no por el concepto romántico que se desprende de ellas (de algunas de ellas), sino por los patrones que se repiten una y otra vez. Sólo hay que poner un poco de atención. Se podría escribir toda una enciclopedia de tipos de parejas, desde la ‘A’ (pareja “absurda”, “analítica”…) a la ‘Z’ (como la pareja “zapatilla”). Nadie debería sentirse ofendido o identificado con este humilde listado… ¿o quizá sí? En cualquier caso, esta es sólo una muestra de lo que vemos cada día a nuestro alrededor:

- Pareja “AMIGOS ENCUBIERTOS”: digan lo que digan, siempre serán sólo dos amigos.

- Pareja “A OSCURAS”: prefieren no quitarse la venda para no ver que no tienen nada en común.

- Pareja “ARROZ”: se convirtieron en pareja, temerosos de que se les pase el susodicho.

- Pareja “AUTOEXCLUYENTE”: con esa pareja se pierde la posibilidad de mantener alguna amistad.

- Pareja “CENA Y PELI”: pasen los años que pasen, lo más interesante que saben hacer juntos es “cena y peli”.

- Pareja “CIGARRA”: uno de la pareja (la hormiga) se acostumbra a trabajar todo el año y el otro (la cigarra) se limita a disfrutar del alimento con otras cigarras.

- Pareja “COMEDIA ROMÁNTICA”: siguen al pie de la letra el “manual de la perfecta relación”: aniversarios con cena “sorpresa”, catorces de febrero, viajes a París, cenas en casa de los padres, tener una canción, disfrutar de puestas de sol “improvisadas” …

- Pareja “CONCHITA”: sólo valen cuando “actúan”… porque cuando son naturales, son la pareja más sosa del universo.

- Pareja “CHICLE”: cuando uno está con esa pareja, está deseando que se les vaya el sabor para que dejen de “mascarse” el uno al otro.

- Pareja “COMPAÑÍA”: más vale mal acompañado que solo.

- Pareja “DE ESTRENO”: durarán lo que dure la novedad en cartelera…

- Pareja “DESAFINACIÓN”: aunque estén en la misma orquesta, nunca sonarán en el mismo tono.

- Pareja “DRACULA”: si no fuera por el mundo de la noche, no podría sobrevivir.

- Pareja “ESCALERAS”: después de subir tantos escalones juntos, uno decide que está cansado y prefiere subir más rápido en el ascensor con la del 5º piso, que le puso “ojitos” cuando pasaban por allí.

- Pareja “FLEX”: compartir con ellos una comida, una merienda o una cena, produce sueño.

- Pareja “FÓRMULA 1”: pasan de 0 a 100 en 3 segundos… Y la relación es “formal” desde la semana 1… Pero ¡ojo!, la frenada también es rápida!

- Pareja “FUJITSU”: sólo les une el silencio.

- Pareja “GIBSON SG”: tanto ruido a su alrededor emborrona sus mejores melodías.

- Pareja “GUACAMOLE”: por muy rico que esté, se oxida rápido.

- Pareja “HAMLET”: cuando deciden si “ser” o “no ser”, suele ser demasiado tarde.

- Pareja “HOMBRE, POR SUPUESTO”: si hay dinero de por medio, cualquiera le da “dos patadas al amor”.

- Pareja “INTÉRPRETES DE VIOLA”: uno elige a otro porque es el instrumento más fácil de la orquesta.

- Pareja “IKEA”: el día que dejen de “amueblar” sus vidas, no tendrán nada más que hacer juntos.

- Pareja “JUANETE”: cuando deja de doler, es el momento de extirparla.

- Pareja “KILOMÉTRICA”: lo único que les une es, precisamente, lo que les separa: kilómetros.

- Pareja “KINDER”: lo de fuera está genial y al principio se disfruta… pero cuando uno llega a la sorpresa se da cuenta de que no merecía la pena pagar tanto por ese juguete con el que apenas se puede hacer nada.

- Pareja "LA FUGA": parecida a la pareja "comedia romántica", pero con más dosis de melancolía (como el grupo de Reinosa): vamos, que no serían nada sin la luna, las estrellas, el reloj y la soledad.

- Pareja “LUIS COBOS”: nunca sonarán al mismo tiempo.

- Pareja “MELODRAMÁTICA”: se pasarán la vida siendo adictos al drama: bronca-reconciliación-bronca-reconciliación

- Pareja “MICHEL”: Siempre tocándose los innombrables el uno al otro.

- Pareja “OPERACIÓN TRIUNFO”: siempre serán un producto superficial.

- Pareja “PALACETE”: admirables y elegantes por fuera… fríos y vacíos por dentro.

- Pareja “PARACAÍDAS”: uno aparece para evitar que el otro se caiga solo… Y el otro se acostumbra a llevar siempre el paracaídas puesto.

- Pareja “PASABA POR ALLÍ”: en el momento adecuado, uno encontró a la persona adecuada para ese momento (a veces ese “momento” se hace eterno)

- Pareja “PLATOON”: eternamente envejecidos.

- Pareja “POLOS”: los que justifican sus terribles diferencias en que “los polos opuestos se atraen”.

- Pareja “PRIMAVERA”: florece con el éxito y el buen tiempo… a veces se marchita con el fracaso y la cuesta de enero.

- Pareja “PROFESIONAL”: les une una misma profesión… hasta que uno triunfa más que el otro y se generan conflictos, ambiciones, “utilizaciones” o frustraciones.

- Pareja “QUIJOTE”: cuando dejan de compartir fantasías y momentos irreales y vuelven a la realidad… mueren.

- Pareja “ROTO Y DESCOSIDO”: responden al terrible refrán español.

- Pareja “SALSA ROSA”: ¿Para qué quieres pareja si no puedes presumir de ella?

- Pareja “SEGUNDA ADOLESCENCIA”: Peter Pan encuentra a Campanilla y se van a la isla de Nunca Jamás, donde todo es nuevo y fascinante… hasta que esta isla se hunde, Campanilla sale volando y Peter Pan se da cuenta de que Wendy ya se casó y se hizo abuela.

- Pareja “SHINCHAN”: todo empieza por “ese culito será mio”.

- Pareja “SUPERSTAR”: surge por el binomio: “te admiro” y “te necesito”. Pan para hoy…

- Pareja “TEATRILLO”: Son la mejor función teatral, con sus “cielito”, “cariñito”… Cualquier cosa con tal de que quede claro que son pareja.

- Pareja “TECNOLOGÍA SUIZA”: perfectos para trabajar en equipo, pero nulos en la improvisación.

- Pareja “VIOLONCHELO”: se queda en ese aburrido punto medio de lo “típico”, en el que no consigue ser tan dulce y melódico como el violín ni tan contundente y fuerte como el contrabajo. Eso sí, un instrumento corriente garantiza tener siempre un sitio en la orquesta.

- Pareja “VISIONARIA”: sólo les une el mismo concepto del futuro, y permanecerán juntos hasta ver si lo consiguen.

- Pareja “WHISPER XL”: una persona en crisis y aparece un “escuchador@” con el audífono en el punto perfecto… (Lo malo es cuando uno decida apagarlo).

- Pareja “ZAPATILLA”: siempre cómoda y casera.

- Pareja “5-4-1”: la mejor defensa para no estar solo.

Este es sólo un listado, desde el absurdo, la ironía o el desgaste de los fracasos que una ve a su alrededor… porque las otras, las parejas que funcionan, no merece la pena volcarlas aquí sino admirarlas y aprender de ellas.

Dejo aquí una foto de un cuadro de un genial artista escocés que se acaba de cruzar en mi camino,

Jack Vettriano. La obra se llama “The singing Butler”.

Uno para todos...

(Fecha real: 27/mayo/2008)

Tuve la suerte de cruzarme, en un momento de mi vida, con una familia concreta. Grande y singular. Me gustaría hablar de ella porque ellos, como nadie, encarnan el mejor grito que Alejandro Dumas pudo dejar plasmado sobre el papel: “Uno para todos y todos para uno”.

Cuando cada vez cobra más sentido eso de que “La familia Mata” (y con toda la razón), una no puede evitar sorprenderse y esbozar una sonrisa cuando ve lo que yo he visto y piensa: “¡Vaya, incluso a veces da vida!”. Y quien no lo crea, es que no ha conocido a quien yo tuve la suerte de conocer.

Todos los miembros de esta familia eran tan parecidos y a la vez tan diferentes, que cualquiera podría asegurar que procedían de mundos distintos pero que un milagro de la naturaleza les colocó, como piezas de ajedrez, dentro del mismo tablero. No era difícil ver cómo todos se movían por el tablero, compartiendo los problemas “tribales” mientras combatían los “personales” con armas distintas. Mientras unos luchaban con más carácter, otros se defendían con frágiles escudos; mientras unos se embutían en seriedad, otros hacían de la sonrisa un arma de guerra… Sin embargo, todos parecían tener claro ese viejo concepto de tribu.

Si me preguntáis qué tribu era, la cosa es más complicada. Quizá sean Mohaves (y su cultura de desprecio de la ostentación) o quizá Hopis (agricultores laboriosos con una concepción única del mundo). En cualquier caso, eran una auténtica tribu, con tantos colores como algunos de sus miembros eran capaces de plasmar en sus lienzos. Colores que combinaban gracias a la paciencia infinita de sus miembros y a un milimétrico reparto de roles: los responsables, los promotores de rituales festivos, las eternas matriarcas, los cazadores, los sabios reflexivos… hasta los bufones (el más digno de los roles de la tribu). Todos sus miembros, con un cúmulo de públicas imperfecciones, completaban un círculo difícilmente franqueable por quien no estuviera dispuesto a la sinceridad y a la transparencia.

Porque esta tribu, llamémosla de “Hopis”, hacía de la cotidianeidad una forma de vida: sin necesidad de lo políticamente correcto, ni de preavisos, ni de permisos, ni de gracias, ni “porfavores”. Una tribu ampliable y ampliada por quien tuvo la suerte de hacer públicas sus imperfecciones y compartir los “sinfavores”, los “denadas”, los “quetales” y formar parte de sus cada vez más numerosos rituales. Una tribu de la que no hablará la RAE, ni la Wikipedia, ni si quiera los foros deseosos de nuevas tribus que “desmenuzar” y analizar. Pero pese a ello, o quizá por ello, la tribu más especial de la que uno puede formar parte. Y tendrán suerte quienes, como yo, se crucen con ella, aunque sea un ratito.

Esto no es una “oda a la familia” y mucho menos a sus connotaciones culturales, políticas o religiosas. Es más bien un recuerdo a un grupo de personas a las que admiré y que se merecían una mención en este humilde blog. No sé si volveré a cruzarme con ellos, pero en mis retinas siempre estará grabado su implícito “uno para todos y todos para uno”.

lunes, 14 de julio de 2008

49 Kilos

“No es sabio el que sabe dónde está el tesoro sino el que trabaja y lo saca”
(Francisco de Quevedo)


(Fecha real: 17/mayo/2008)

Cuando alguien tiene que tomar decisiones en la vida, siempre se recomienda hacer un listado con lo positivo y lo negativo de cada una de las opciones. Pero ¡qué difícil es emplear esa lista correctamente! Cada argumento, a favor o en contra, tiene un peso distinto. Resultaría interesante conocer el peso de todo lo inmaterial que nos rodea. Por ejemplo:
- Una ilusión real: 85 kilos
- Confiar en alguien: 56 kilos
- Engañarse a sí mismo: 95 kilos
- Ser engañado por alguien: -7 kilos
- Encontrar gente que sí merezca la pena: 52 kilos
- Un saco de decepciones: 49 kilos
- Estar cerca de gente cobarde: 95 kilos
- El aplauso por un trabajo bien hecho: 55 kilos
- Acabar con las esperanzas de alguien: 95 kilos

Sería fantástico pesar todo en esta vida, hacer un cálculo de porcentajes y - como si fuera un asiento contable- emplear el resultado para tomar decisiones. Así lo pensaba en muy buena compañía y con unas pintas de por medio en el “Thirty Three”.

Si se nos permite elegir, lo realmente útil sería poder “engañar” a esos “pesos” y sustituirlos, como hacía Harrison Ford buscando “el arca perdida”, cuando sustituye un tesoro por un saquito de arena. Pero, ni si quiera en la ficción “cuela” eso de cambiar un tesoro por un saco de arena, por mucho que Indiana intente calcular el peso y crea que pesan lo mismo… Eso sólo demuestra que, en la vida, no todo es cuestión de pesos porque, por mucho que creamos que nos llena del mismo modo, un tesoro precioso nunca será igual ni durará lo mismo que un saco de arena. Aunque pesen lo mismo.

Por desgracia, no sirven cálculos ni números, porque no es cuestión de peso, sino de algo que no está en nuestra mano… ¿o sí? Muchos siguen practicando esa teoría de la “sustitución”, teoría errónea para que los que aspiramos a no engañarnos a nosotros mismos. Por eso, la que suscribe y sus 49 kilos se queda aquí sentada, en este confortable lado de la balanza: el de los valientes.

Idiota, absurda e inestable


(Fecha real: 15/mayo/2008)

Ayer parecía ser el Día Internacional de las “ralladuras” para la gente a mi alrededor (no me gusta nada la palabra “ralladura”, pero ¡qué gráfica es!). Me hablaban de los males del mundo, los desastres, el humanismo, las catástrofes, las desgracias ajenas… y nuestras “superficiales preocupaciones”. Y no sé por qué, de pronto me acordé de una canción que siempre me gustó: “Planeta Ruido”, de Tahúres Zurdos. (Intentaré colgarla de algún sitio para que la escuchéis).

Quienes me hablaban de sus “ralladuras” (un amigo, por la mañana, y una amiga, por la tarde, sin que ambos tuviesen nada en común), no entendían qué pasaba en el mundo: “¡Es como si todo funcionase mal! ¡Todo es un desastre en el mundo!” Y lo peor es que, según ambos: “¡Parece que nos lo merecemos por ser como somos!”. Lo que yo no entendía es por qué eran capaces de sentirse así por lo que sucedía a lo largo y ancho del mundo mientras suceden tantas cosas a nuestro alrededor o en nosotros mismos, y somos tan poco capaces de encontrar soluciones. ¡O incluso de buscarlas!

Decía Aurora Beltrán en esa canción: “Este es el Planeta Ruido y ya no puedo respirar”. Una imagen muy gráfica, ¿verdad? Más bien parece que vivimos en “la burbuja ruido”: trabajo, amigos, familia, estrés, tráfico, equívocos, decepciones (grandes decepciones), problemas “sentimentales”… (Siempre me ha hecho gracia lo de “relación sentimental”. ¿Es que no hay sentimientos en las relaciones humanas que no sean "de pareja"?). Una burbuja donde el ruido rebota de lado a lado sin que muchos se atrevan a pincharla para escuchar un poco de música.

Creo que a muy pocos les es “dado” el don de escuchar la música entre tanto ruido. Y, los que lo logran, no son reconocidos precisamente como ‘artistas’ sino, más bien, como idealistas, soñadores o, en la mayoría de los casos, como “idiotas, absurdos e inestables”.

Quede este texto dedicado a quienes se lanzan a pinchar la burbuja y dejar que entre un poco de música, sea cual sea. Yo me quedo con esta frase de Mafalda: "Si vivir es durar, prefiero una canción de los Beattles a un Long Play de los Boston Pops".

Fdo: Idiota, absurda e inestable.

"Deja que la vida te sorprenda", by C.G.Y.

(Fecha real: 10/mayo/2008)

Hoy quiero empezar con una frase que una amiga repite a menudo: “Deja que la vida te sorprenda”. Hay veces que tengo que reconocer que lleva razón. Ella lleva razón y Peich también cuando se aferra a su teoría del libro: “La vida es como un libro que vas leyendo. Siempre tienes ganas de pasar la página para descubrir qué pasa después”. La verdad es que yo siempre he sido de las que piensa que la vida “se escribe” y no se lee… por eso hay capítulos que uno tiene que decidir cómo cerrar y otros son tan fáciles de comenzar. Muy fáciles.

Pero (siguiendo la teoría de la lectura) es cierto que hay capítulos que alguien escribe y termina por ti, por mucho que te esfuerces en que ese capítulo termine de una forma más literaria (ya se sabe que un mal final puede estropear toda una obra)… Y tod
a esa teoría tiene mucho en común con esa filosofía de John Lennon de que “la vida es eso que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes”. ¿Cierto? Quizá.

Bueno, mejor retomo el hilo, que me estoy yendo por los Cerros de Úbeda entre tanta teoría ajena (¿Qué tendrá Úbeda para acoger tantos visitantes por segundo?)

El caso es que ese “deja que la vida te sorprenda” parece tener su lógica. Para bien, por supuesto, y también para mal. Sobre todo con las personas… que te sorprenden para bien y para mal. Cuando una persona te sorprende en lo “mal” es fácil que aparezcan 20 sorprendiéndote en “lo increíblemente bien”.

Por eso, lo mejor de ese libro son los personajes que van entrando y saliendo de la escena. Abres un capítulo nuevo y ahí están, esos personajes que se van introduciendo, en principio como secundarios, y que, desde una escena concreta ¡pum! se convierten en protagonistas. A veces, basta un simple “dame tu teléfono” o un “arreglemos el mundo un ratito” y ahí están, en primera fila y ¡subiendo!

Así que… empecemos a sembrar anclas en el mar.

Los peligros del "F1"

(Fecha real: 07/mayo/2008)

El blog de mi buen amigo Simon de Belle (ya te he dicho que me uniré a tu "séquito") me recordó un texto que tenía a medias hace un tiempo… Así que… ¿Por qué no retomarlo?

El texto hablaba de los riesgos del F1. Y no hablo de la Fórmula 1 (ni del antes borde ahora ¿simpático? Alonso), sino de la tecla F1. Esa que, cuando la pulsas, te abre una ventanita de “Ayuda”. Al menos, en mi Word aparece “Help and How to”, es decir, que no sólo te ayuda sino que te dice cómo hacer las cosas…

Muchas veces he pensado que sería fantástico tener un F1 incorporado. Como si una se transformase en una especie de
Inspector Gadget (pero sin el gorro, que esos sombreros no sientan nada bien) para cada momento del día:
Estoy bloqueada: F1.
¿Voy o no voy?: F1.
Crisis post-baileys: F1
Me quiero quitar a este pesado de encima para terminarme a gusto la copa: F1
Ese de ahí no es tan pesado, a ver si se acerca: F1
No sé diseñar este p… blog!: F1

Pero las más veces, el F1 entraña un grave peligro: la frustración del: “0 resultados encontrados a esa pregunta”, “Reformule la pregunta”, las eternas “Sugerencias” u “Otras opciones que puede probar”. ¿Otras opciones que puedo probar? ¿Habéis oído eso? ¿A qué se refiere?
- ¿Quieres decir dejar el F1 y cambiarlo por el F5 (refresco y copas)?
- ¿Tal vez por F6 y “desplazar nuestros elementos a otra parte"?
- ¿F8 y ponernos en “modo inicio”? ¿Así de golpe? Bueno, si insistes…
- ¿Pasar mejor al F11 y jugártela “abriendo del todo la ventana”?
- ¿O mejor… optar por el F10 y “seleccionar menús”? ¡ajá! ¡Ahí le has dado!

Lo curioso es que, muchas veces, el F1 te sugiere “buscar en otro sitio”. Pues menuda gracia. ¡Si lo sé, no lo pulso! Llamadme ingenua, pero si F1 te dice “Púlsame si necesitas ayuda”, ¡una no espera que le manden a otro sitio! Menos mal que, otras veces, te das cuenta de que en tu teléfono móvil hay gente que se apellida F1 (sin acritud!).

Otras veces, F1 no está preparado (llamadle inmaduro) para proporcionar esa ayuda. Me han enviado una foto muy curiosa. Refleja lo que supone buscar ayuda en el sitio equivocado (llamadme infantil):

¡Vaya con “Microsoft!! ¿Pero los informáticos no eran friquis con gafas de pasta? (Perdón Maldi, no todos).

En fin, que el F1 parece que nunca es suficiente… Aunque no es mala idea juguetear con las otras “efes”…

Por cierto, ESTE MENSAJE SE AUTODESTRUIRÁ EN 10 SEGUNDOS. Si quieres evitarlo… ya sabes: F1.

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P.D. Esta tarde hablábamos de que los bajistas de los grupos siempre tienen algo que les convierte en buena gente... Pues debe serlo, porque ha sido justo un bajista quien me ha enseñado a colgar los vídeos en el blog... Y gracias a eso, ahora no hay quien me pare en el ciberespacio. Como me decía alguien, soy la Af del siglo XXI. Ha costado pero "Yaaa, ya era hora!" (Ginkgo B. dixit)

Cuando Madrid se vacía...

(Fecha real: 02/mayo/2008)

Qué vacías están las calles en la madrugada del 2 de mayo. Madrid cambia de color cuando el ‘click’ de los semáforos, al deslizarse del rojo al verde, se escucha más alto y claro que nunca. Porque cuando las calles de Madrid se vacían, sólo rompen el silencio los semáforos y los gritos de los últimos trasnochadores que maldicen la temprana salida del sol, ron-roneando con aquel indio al que alguien llamó Cacique. Aquellos sonidos, que siempre han estado ahí, sacan pecho ahora para recordar que estaban, que están, que estarán. Aunque nadie, cuando Madrid está lleno, aplauda su presencia.

Cuando Madrid se vacía, parece estar cogiendo fuerzas para volver a llenarse, aunque se le escape entre los dedos la melancolía, porque, cuando Madrid se vacía, echa de menos hasta el incómodo rugir de los tubos de escape. “No eran tan malos”, parece decir a gritos… Porque cuando Madrid se vacía, incluso añora sus caóticas rotondas, esas que ahora presumen limpias y ordenadas. Y, por eso, los relojes urbanos dudan al marcar otro minuto, convierten su 'allegro' en un 'adagio' y su color se vuelve de un rojo más intenso… Ahora tienen miedo de marcar las horas, presos de su impaciencia.

Cuando Madrid se vacía, cualquier sonido parece ser la señal de que -¡por fin!- comienza a llenarse. De nuevo. A veces, le sobresalta el ruido metálico del cierre de un comercio… se abre la verja… Pero sólo es el dueño de esa pequeña mercería que vuelve a recoger la chaqueta que, despistado, olvidó cuando Madrid aún estaba lleno. Falsa alarma.

Cuando Madrid se vacía cambia el ritmo de la vida, cambia el orden de las cosas, cambia el sabor de los cafés y hasta la dimensión de las sombras. Ellas, antes grandes y alargadas, se antojan diminutas y tenues. Difuminadas en aceras que ahora, con más claridad y menos pudor, muestran los baches que han dejado los años, las gentes, las obras y hasta las largas tormentas del último mes.

Cuando Madrid se vacía, ni siquiera el sol ilumina igual. Aunque lo intente. Los edificios más bajos dejan pasar algún rayo, pero aparecen esas torres, siempre dispuestas a recordar que, cuando Madrid se vacía, ni el sol regala luz con la misma fuerza.

Cuando Madrid se vacía, siente la culpa del día festivo, del mal tiempo, de los atascos que no logra controlar, de los cláxones sonando a contratiempo. A destiempo. Cuando Madrid se vacía pide otra oportunidad mientras envidia a la costa, a la sierra, a la montaña. Pero Madrid no es la costa, ni la sierra, ni la montaña, ni la paciencia ni la complacencia.

Cuando Madrid se vacía, la inercia pide escapar, huir. Pero sólo algunos, los más inteligentes, se quedan a comprobar qué pasa cuando Madrid se vacía. Así, la próxima vez, cuando Madrid se vuelva a vaciar, no se sentirá tan sola porque, si Madrid se vacía, tú y yo estaremos para hacerle la mejor de las compañías.

Quiere llover y no llueve

(Fecha original: 29/abril/2008)

Mientras vamos dando forma a este ciber-rincón, para esta segunda entrada del blog, tomo prestado lo que otros, antes que yo, han expresado con algo más literatura pero no con menos intención. Os copio por aquí este texto de Risto Mejide (sí, el mismo), pero que me sorprendió muy gratamente... Merece la pena leerlo y detenerse un poco en cada frase, cómo están trenzadas y con qué delicadeza dice tanto con tan poco... Leedlo, aunque sólo sea por el placer de disfrutar con un buen texto (publicado en www.adn.es):

Cuando quiere llover y no llueve...
Cuando quiere llover y no llueve se secan los pantanos de ideas. Cuando quiere llover y no llueve se agota la melancolía, el agua de los artistas, la sed de los solteros y de los que no están cansados, también. El cielo envidia tormenta, el día nos miente sobre su edad y entre tanto farol mal calibrado, todos acaban alumbrando sobre mojado. Cualquier tarde huele a domingo, cualquier tontería suena a canción. Dos notas mal puestas y ya recuerdan a un fado. Unos acordes trasteados, y ya suenan a blues. SUerte que están Chet, Ella, Billie, Dinah, Louis y Frank. Suerte que están Duke, Earl, Miles, Sarah, Nina y Nat.

Hay que ver qué pocos colores siguen vivos cuando quiere llover y no llueve. La mayoría de tonalidades reptan moribundas hasta la retina, a medio camino entre el gris de los banqueros grises y el negro de sus cuentos corrientes para no dormir. Incluso a los más agraciados se les sube el pálido fluorescente de ascensor, ése que nos sienta a todos tan bien.

Vivimos de reojo cuando quiere llover y no llueve. Nadie se atreve a hacer planes, se aplazan las ilusiones más frágiles, que son las cotidianas, y así no hay forma humana de sonreír, ni mucho menos de sonreírse. Además, en cualquier momento todo puede precipitarse, y habrá que buscar con urgencia ese sofá que regale abrazos y esa manta voladora que nos transporte tan lejos como lo permita un the end.

En medio de tanto desfile de paraguas cerrados, los altos mandos milibares parecen los únicos preparados para las altas presiones. Y es que cuando quiere llover y no llueve, hasta los insignificantes hombres del tiempo se vienen arriba en su minuto de fama, deleitándose en ese momento de máxima audiencia en el que pronunciarán sus tres palabras mágicas, ese fin, ese de, ese semana. Ese en fin.

Quizás por todo ello, cuando quiere llover y no llueve, uno desea que, aunque jamás vaya a ser a gusto de todos, descargue ya violentamente o que suene de una vez un rayo de sol, pero que por favor el clima se defina en toda su contundencia. Como aseguran los expertos, cualquier ambigüedad, empezando por la meteorológica, es el principio de toda ansiedad. Y a mí, este casi me está matando la última oportunidad de pedirte perdón.

El mundo a punto de todo, las cosas a medio sentir y yo con estos celos. Celos de no estar contigo, de no verte mucho más. Celos de no sentirte mucho menos. Celos absurdos incluso antes de estar en celo. Celos humanos de ti, divina.

Y mientras siembro este sin sentido, una borrasca cíclica y anticiclónica anticipa litros de chubascos bajo ese par de pupilas tuyas rodeadas de nubes. Mientras me expongo a tanta inclemencia, marejada tú de tanta discusión, crecen bucles de inestabilidad con tendencia a cualquier cosa menos a desaparecer.

Todo esto cuando quiere llover y no llueve. Todo esto cuando quiero querer y no quieres. Cuando estoy suplicando que te quedes... ...y ya hace rato que te vas. www.ristomejide.com

Repetimos

No tiene mucho sentido volver a explicar el por qué este blog se llama ancla sobre el mar. Quizá es una forma de entenderlo. De entendernos. En cualquier caso, aquí comienza la segunda parte de estas Anclas sobre el mar.